"Voy a perder la cabeza por tu amor"
Capítulo 8 - En el que se habla de la geografía y del clima.
Después de un tiempo te olvidás. Eso que tenía de familiar ese aroma ya no existe. Esa forma de morder, de poner la boca, de sacar el aire por la nariz de repente no existe. Los procesos son más lentos para algunos y casi un rayo para otros.
Escuchando la voz, te vuelve un suspiro antiguo, una mirada o un gesto aplicado en la cara. Ya no es. Es casi improbable pensar que fue algún día.Igual se siente. Igual aparece. El fantasma anda dando vueltas y pisa las paredes de la piel. Se percibe el vibrar.Con vos me pasa que no te vas nunca. Que no te fuiste. Que te llevaste eso que me falta para olvidarte.
Hoy caminé hasta tu casa. Antes llegaba en colectivo pero esta vez decidí caminar. Seguí el recorrido. Tanto tiempo haciéndolo, recordaba cada casa, cada esquina. Esta vez miré de cerca, las veredas, los árboles, los frentes de las casas, los negocios. Me metí en el kioskito para ver el reloj más de cerca, ese reloj que cuando el colectivo frenaba yo miraba anhelante calculando el tiempo que faltaba para llegar a tu casa. No porque deseara llegar a verte, o si, en realidad si lo deseaba, pero más por una cuestión maníaco-obsesiva que se apoderaba de mí cuando viajaba en colectivo hasta tu casa.
Sé que niego ciertas cosas, aún hoy, que estás tan lejos y tan presente. Pero quiero evitar recordar. Pero quiero que no me duelas tanto o no reconocer que me duele tu voz. Porque te odié durante tanto tiempo que ahora es difícil volver a quererte, aunque igual, debo decir, es imposible.
Mientras fumo, ahora, sentado en la puerta de tu casa, el humo me enseña la inconsistencia. Es una imagen: vos y yo en el humo, enredados en un beso, apoyados en el árbol, casi cayéndonos. La felicidad plena.
Mientras fumo, ahora, parado en el árbol de la plaza, el sol me muestra la lejanía. Es una imagen: vos y yo, uno en cada punta, el colectivo separándonos, tantas y tantas cuadras, casi un absurdo. El dolor geográfico, ubicado perfectamente en el centro del estómago.
Por eso no te vas, por eso vuelvo. No te vas porque te busco y ahora, mirando la puerta de tu casa quisiera que los procesos fueran distintos.
Si. Quiero que me parta un rayo.
Después de un tiempo te olvidás. Eso que tenía de familiar ese aroma ya no existe. Esa forma de morder, de poner la boca, de sacar el aire por la nariz de repente no existe. Los procesos son más lentos para algunos y casi un rayo para otros.
Escuchando la voz, te vuelve un suspiro antiguo, una mirada o un gesto aplicado en la cara. Ya no es. Es casi improbable pensar que fue algún día.Igual se siente. Igual aparece. El fantasma anda dando vueltas y pisa las paredes de la piel. Se percibe el vibrar.Con vos me pasa que no te vas nunca. Que no te fuiste. Que te llevaste eso que me falta para olvidarte.
Hoy caminé hasta tu casa. Antes llegaba en colectivo pero esta vez decidí caminar. Seguí el recorrido. Tanto tiempo haciéndolo, recordaba cada casa, cada esquina. Esta vez miré de cerca, las veredas, los árboles, los frentes de las casas, los negocios. Me metí en el kioskito para ver el reloj más de cerca, ese reloj que cuando el colectivo frenaba yo miraba anhelante calculando el tiempo que faltaba para llegar a tu casa. No porque deseara llegar a verte, o si, en realidad si lo deseaba, pero más por una cuestión maníaco-obsesiva que se apoderaba de mí cuando viajaba en colectivo hasta tu casa.
Sé que niego ciertas cosas, aún hoy, que estás tan lejos y tan presente. Pero quiero evitar recordar. Pero quiero que no me duelas tanto o no reconocer que me duele tu voz. Porque te odié durante tanto tiempo que ahora es difícil volver a quererte, aunque igual, debo decir, es imposible.
Mientras fumo, ahora, sentado en la puerta de tu casa, el humo me enseña la inconsistencia. Es una imagen: vos y yo en el humo, enredados en un beso, apoyados en el árbol, casi cayéndonos. La felicidad plena.
Mientras fumo, ahora, parado en el árbol de la plaza, el sol me muestra la lejanía. Es una imagen: vos y yo, uno en cada punta, el colectivo separándonos, tantas y tantas cuadras, casi un absurdo. El dolor geográfico, ubicado perfectamente en el centro del estómago.
Por eso no te vas, por eso vuelvo. No te vas porque te busco y ahora, mirando la puerta de tu casa quisiera que los procesos fueran distintos.
Si. Quiero que me parta un rayo.
2 Comments:
a mí tb. hoy quiero que me una un rayo...partirme, ya me partí...
excelente...me gusta mucho todo esto...
un beso
laura (laveron)
El rayo ya no te partió?
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