Pensamiento de Amílcar
Está garantizado, puedo viajar a través del tiempo, sin máquinas, sin sustancias ni meditación como en aquella película que me gustaba tanto, donde trabajaba el célebre actor que supo hacer de Superman, ¿cómo era el nombre? Christopher Lambert, maybe.
Me sucedió, hace un minuto, estaba en el baño, leyendo y de golpe, estaba de novio con mi primer novia (no vale la pena nombrarla), viviendo en la casa de Ana, ilusionado porque mis letras avanzaban, estaba escribiendo, teniendo la sensación de seguridad del camino elegido, el taller literario, la carrera de Letras, la ilusión, la farsa. Pero convencido, leyendo un pasaje de Rayuela, lo sentí recién. Esa época del libro El Perfume, de Sábato, de Nabokov, de otros libros y autores que fui olvidando a medida que la relación se desvanecía. También ocurría Gelman en esa época, el librito de los 53 poemas. Y anoche sin poder dormir, en Funes, por los mosquitos y soñando con ayeres. Es extraño que vuelva el pasado cuando estoy tan ocupado pensando en el futuro. O mejor, armando el presente para el futuro. Una charla minimamente literaria, me puso la reversa en las agujas del reloj y recordé sin saber, y ahora, hace un instante, en el baño, la vuelta a lo que tiempo atrás sucedió. Y en breve llegará el frío y otras sensaciones. Es increíble estar pensando en el invierno en pleno febrero. Pero va a pasar. La primera vez que tenga que ponerme unas zapatillas el invierno habrá llegado anticipadamente, con esa sensación de futuro que últimamente ocurre alimentada del pasado. ¿Qué está por venir? ¿A que parte del pasado viajaré en el futuro?
Me sucedió, hace un minuto, estaba en el baño, leyendo y de golpe, estaba de novio con mi primer novia (no vale la pena nombrarla), viviendo en la casa de Ana, ilusionado porque mis letras avanzaban, estaba escribiendo, teniendo la sensación de seguridad del camino elegido, el taller literario, la carrera de Letras, la ilusión, la farsa. Pero convencido, leyendo un pasaje de Rayuela, lo sentí recién. Esa época del libro El Perfume, de Sábato, de Nabokov, de otros libros y autores que fui olvidando a medida que la relación se desvanecía. También ocurría Gelman en esa época, el librito de los 53 poemas. Y anoche sin poder dormir, en Funes, por los mosquitos y soñando con ayeres. Es extraño que vuelva el pasado cuando estoy tan ocupado pensando en el futuro. O mejor, armando el presente para el futuro. Una charla minimamente literaria, me puso la reversa en las agujas del reloj y recordé sin saber, y ahora, hace un instante, en el baño, la vuelta a lo que tiempo atrás sucedió. Y en breve llegará el frío y otras sensaciones. Es increíble estar pensando en el invierno en pleno febrero. Pero va a pasar. La primera vez que tenga que ponerme unas zapatillas el invierno habrá llegado anticipadamente, con esa sensación de futuro que últimamente ocurre alimentada del pasado. ¿Qué está por venir? ¿A que parte del pasado viajaré en el futuro?
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